viernes, 30 de agosto de 2024

Innovación en Ambientes de Convergencia Tecnológica

Probablemente, uno de los vocablos más escuchados en los últimos años en los contextos económico empresariales, dice relación con la innovación, entendida como el proceso el proceso de crear o mejorar productos, servicios, procesos o modelos de negocio de manera que sean generadores de nuevo valor. En la práctica, se aduce a la necesidad de introducir algo que sea nuevo para el mercado, que sea consistente con la mejora significativa en los beneficios que se aportan a la sociedad.


En efecto, innovar significa transformar ideas en soluciones de mercado que generen valor, adaptándose a las necesidades del entorno, residiendo en el fondo la idea de cambio permanente y sostenido. Por cierto, la idea de generar ideas distintas y novedosas y constituirlas en bienes y servicios valiosos para la sociedad es clave en un escenario contemporáneo que, no obstante reconocer lo anterior como factor de desarrollo, también genera limitaciones para su desenvolvimiento y consecución.


Un elemento que contrasta con las posibilidades de distinción e innovación es la convergencia estratégica y tecnológica, entendida como el proceso mediante el cual diferentes configuraciones organizacionales y tecnologías, que solían estar separadas, se combinan para crear nuevos productos, servicios o sistemas más complejos y multifuncionales. En efecto, sistemas, organizaciones y tecnologías tienden a integrarse y, a pesar de adquirir la capacidad de realizar múltiples funciones y derribar barreras entre industrias y sectores generando de soluciones interconectadas, propician también el surgimiento de fuerzas competitivas que tienden a provocar la similitud de modelos de negocios y formas de competir.


Visto así, ¿Cómo promover entonces los procesos de innovación y cambio en escenarios donde las organizaciones tienden estratégicamente a parecerse y a converger en un conjunto acotado de tecnologías?


La respuesta a ello nos invita a articular, encadenar y eslabonar, esta vez socialmente, aprovechando a la par el impulso de mercado que esa convergencia tecnológica genera en los espacios de interoperabilidad, que buscan asegurar que diferentes tecnologías funcionen eficaz y eficientemente juntas, en una idea de asociatividad que no lucha contra las fuerzas tecnológicas y de mercado, sino que más bien las aprovecha para transformar y construir socialmente la competitividad, precisamente a partir de la integración de múltiples tecnologías que anteriormente funcionaban de manera independiente y que invitan a reunirse, ahora, en un espacio compartido, sistémico y complejo. 


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