La llegada de la pandemia Covid – 19 en el mundo, en el plano socio económico, genera una nueva dimensión de crisis que se agrega a las estrictas complejidades sanitarias y de salud que desde luego implica. Los canales por los que las adversas condiciones de actividad mundial afectarán a las economías nacionales afectarán de una manera diferenciada, dependiendo del estado actual y evolución de las distintas economías nacionales y así también impactará de manera distinta a los distintos territorios subnacionales, dependiendo de las particularidades y configuraciones que presenten los distintos territorios.
Hasta este momento, en el plano económico ya se cuenta con que la demanda de China y de los grandes países disminuirá drásticamente, con diversas implicaciones para los países de América del Sur, ya sea en lo que a mercado de commodities respecta como también a la menor actividad de comercio, servicios y turismo. Este panorama, para Chile, que ya venía con un crecimiento desacelerado desde las movilizaciones sociales de 2019, señala que el crecimiento en 2020 será negativo, merced al fuerte impacto Covid – 19.
Ahora bien, desde el gobierno central se ha generado un conjunto de instrumentos que, bajo la forma de una respuesta anticíclica a la crisis económica, por cierto mitigará parte de los efectos de la reducida actividad, en espera que la recuperación se genere a mediano plazo, conforme la crisis sanitaria se supere. En este marco, conforme la definición de los instrumentos de apoyo se realizan desde las autoridades centrales, es conveniente paralelamente pensar estratégicamente en la expresión territorial de estos instrumentos, a nivel de las comunas de cada una de las regiones de nuestro país, en el marco de una lógica de gestión desde la dialéctica global local, donde el requisito estratégico es pensar globalmente para articular la acción local con pertinencia territorial.
En este sentido, junto con contar con un plan o carta de navegación para hacer frente a las repercusiones socioeconómicas que a nivel nacional significa la evidente menor actividad que significa el COVID – 19, es conveniente desde ya pensar en un plan territorializado para hacer frente a la crisis socioeconómica que se avecina y ya se hace sentir, de manera tal que sea posible articular estratégicamente a la gestión local. Ello permitiría comenzar a prospectar una expresión más adecuada de los instrumentos económicos diseñados desde el nivel central, como a su vez fortalecer a la gestión local y territorial para realizar la adaptación estratégica de estos instrumentos en el plano local.
En efecto, en el transcurso de toda la emergencia COVID – 19 en Chile han surgido diferencias de gestión entre lo nacional y lo local, emergiendo diversidad de demandas territoriales en función de distintas configuraciones locales. Dado ello es que el generar una mirada local, complementaria a lo global, forma parte de una premisa de acción descentralizada en el plano regional, local y territorial necesaria tanto para el desarrollo armónico de Chile como para hacer frente de manera más eficiente a las crisis que nos golpean y desafían cada vez con mayor recurrencia en el contexto de la globalización, donde es posible articular virtuosamente en el plano local las intervenciones e instrumentos que se diseñen desde el plano nacional.
* Columna publicada por SABES
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