Desde hace un buen tiempo a esta parte se ha comentado respecto del rezago económico productivo de la Región del Biobío, respecto de lo que se evidencia a nivel país. En efecto, en la región, se evidencian algunos datos que ponen en el tapete desafíos y nudos complejos. Es que efectivamente la actividad económica regional, medida a través del PIB, ha crecido en general por debajo de los promedios nacionales durante ya prácticamente dos décadas; ello ha redundado en una pérdida relativa del peso regional en el contexto de la economía nacional.
Por otro lado, aunque vinculable a lo anterior, en la región se ostentan récords que complejizan el panorama económico social. El desempleo en la región aparece desde hace ya muchos periodos por encima del promedio nacional y varias comunas de la región son señaladas ya entre las comunas con mayor desempleo a escala nacional.
Lo anterior, no deja de ser paradojal cuando la Región del Biobío constituye a su vez un territorio fuertemente vinculado al comercio exterior y en efecto, se trata de una de las regiones más exportadoras del país, conteniendo en ella una industria exportadora puntera a escala mundial, tal como lo es el sector forestal maderero. En la práctica, parece ser que la actividad exportadora, con toda su fortaleza y competitividad internacional, no estaría mostrando un correlato e influencia suficiente en la región como para generar la cantidad de empleo suficiente, que permita derramar mayor cantidad de beneficios en el territorio.
Respecto a la paradoja anterior, es posible intentar un par de explicaciones tentativas. Por un lado, la industria exportadora regional, en su generalidad, se encuentra señalada por la producción de commodities, donde la escala y eficiencia productiva es factor crítico de competitividad y en lo cual elemento cardinal viene a ser la automatización de procesos, cada vez menos demandantes de mano de obra. Por otro lado, puede plantearse que la región es depositaria de una industria exportadora esencialmente madura, presentando un crecimiento y potencial de derrame más lento que las actividades emergentes. En la práctica, dado que el problema es esencialmente complejo, es probable que las dos explicaciones anteriores se alimenten recursivamente entre sí.
Sin embargo, aparece otra explicación tentativa, que dice relación con el bajo grado de articulación productiva que se evidencia en la región, desaprovechándose oportunidades de desarrollo productivo y generación de empleo a través de pequeñas y medianas unidades productivas que, eslabonadas a la demanda de bienes y servicios vinculable a la gran empresa exportadora, incrementen la producción regional, junto con generar beneficios relacionados al aprovechamiento de todo el conocimiento de mercados desarrollados alrededor de la industria exportadora.
Ambos conjuntos de explicaciones requieren de intervenciones que abren distintas posibilidades de salida a la problemática del empleo y el desarrollo productivo regional. Si se trata de explicarse el problema a través las características de la industria regional de exportación, crecientemente automatizada y ya madura, la intervención ha de enfatizar en la diversificación productiva, vía que en la región se ha visto rezagada, con limitaciones a la innovación y el surgimiento de nuevas producciones. En definitiva, se trata de una vía de intervención de muy largo aliento y que lentamente habrá de generar beneficios, aunque no por ello se ha de dejar de abordar.
Por otra parte, de explorarse la segunda explicación, la vía de intervención viene a ser la exploración de actividades y demandas susceptibles de articular desde la gran empresa hacia conjuntos de pymes regionales. Constituye esta una vía donde la región poco ha avanzado pero que abriría ventanas de oportunidad para el surgimiento de nuevas actividades económicas en el territorio, vinculables a la gran industria exportadora y a su vez, permitiría aprovechar el potencial de conocimiento de mercados internacionales generado ésta última, lo que aun parece ser un espacio poco aprovechado por el sistema económico productivo regional.
Ambas son opciones que se abren en la economía regional, en miras a intervenciones sistémicas que aprovechen las potencialidades del territorio y a su vez, incrementen el derrame de beneficios en el mismo, necesario para un desarrollo productivo más acelerado de la región.
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