viernes, 13 de octubre de 2023

Descentralización y Modernización del Estado

Cuando se observa el proceso de descentralización en nuestro país y las razones que se esgrimen para su mejor consolidación, se constata que se asiste a una instancia clave para avanzar de manera más efectiva y eficiente hacia el desarrollo de Chile.

En efecto, se constata en Chile un desarrollo evidentemente desequilibrado y poco armónico a escala territorial. Se tienden a concentrar los beneficios en zonas centro, mientras que las regiones tienden a quedarse en el rezago económico, productivo y social. Véase variables como la distribución regional del crecimiento económico, véase variables como la distribución territorial del empleo y la pobreza, revise variables como la distribución regional de la inversión, observe variables como la concentración regional de las exportaciones y su estructura productiva. En todas ellas y mucho más se constatará que las zonas centro del país resultan relativamente más beneficiadas frente a regiones y territorios que, más alejados de dichas zonas, se quedan en el rezago, concentrando problemáticas de orden económico y social.

Por cierto, esto genera una serie de ineficiencias que afectan al desarrollo del país en general, pero que perjudican con su rezago mucho más a las regiones que a las zonas centro. Uno de los efectos más notorios dice relación con la lentitud exacerbada con la que se logran generar inversiones y proyectos públicos claves y urgentes en regiones.

En efecto, los grandes proyectos llegan permanente y estructuralmente tarde terminando por resolver a medias, las problemáticas que se pretenden resolver.

Véase el tiempo que en nuestras regiones nos tardamos en conseguir y consolidar inversiones claves en salud, educación, vivienda e infraestructura. Suelen pasar constantemente largos años antes de conseguir hospitales de calidad y envergadura suficiente, conectividad e inversiones estructurales y en medio de esa desidia y falta de diligencia del Gobierno Central de atender las problemáticas regionales, observamos como la velocidad con que se generan proyectos e inversiones públicas es bastante más acelerada y efectiva en zonas metropolitanas.

Mientras tanto, se constata que contamos hoy con autoridades de Gobiernos Regionales elegidas por la ciudadanía, pero que no cuentan con la plenitud de atribuciones y recursos para intervenir más aceleradamente con proyectos de desarrollo efectivos para las regiones. Y es que no basta con tener autoridades elegidas territorialmente sino que el fondo del asunto es abordar en serio una modernización de la gestión del Estado, pues la descentralización no se trata de la lucha de regiones frente a la región Metropolitana, sino más bien de contar con un Estado cercano a las problemáticas regionales y que pueda actuar eficiente y pertinentemente, en consecuencia a esa cercanía.

Exactamente, se trata de un problema generalizado de gestión pública más que sólo tener regiones y autoridades en ellas, pues de otro modo, la sola generación de nuevas regiones habría significado un avance sustantivo hacia un desarrollo regional y territorial más equilibrado y ello, claramente no ha emergido como una solución efectiva y eficiente frente al centralismo. Menos aún si vemos como ese centralismo tiende a replicarse permanente y estructuralmente, también, al interior de nuestras regiones. Pues así es, sabemos que el centralismo también se replica a nivel intraregional lo que por cierto, puede ser objeto de otra columna, tan extendida como ésta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario